Quiénes Somos
Hola, soy Luis.
Músico, chelista… y profe por accidente.
Sí, correcto, por accidente.
Hice la carrera de violonchelo, y sinceramente, mi sueño siempre fue vivir de él: ya fuera en la Filarmónica de Viena o en un escenario de festival con una banda. Nunca me vi frente a una clase. De hecho, la idea de ser profesor me aterraba (¡todavía recuerdo las caras de desesperación de mi profesora del instituto con nosotros, una auténtica manada de macacos hiperactivos!).
Pero la vida tiene sentido del humor. Justo después de terminar la carrera, el jefe de estudios de un colegio cercano me dijo que necesitaban un profe de música con urgencia. Mi primera reacción fue un educado «no, gracias». Pero, dos días después, viendo mi cuenta bancaria en cuidados intensivos, pensé: «Bueno, y si pruebo un año…? creo que puedo sobrevivir un año».
Mi primer año fue un caos glorioso. Tenía 24 recién cumplidos y cada clase era como subirme a una montaña rusa sin cinturón. Estaba más perdido que una cebolla en un postre. Pero poco a poco fui aprendiendo, ajustando expectativas y encontrando maneras de motivar a los chicos mientras mantenía el caos bajo control.
Un año, con un grupo de alumnos especialmente entusiastas, se me ocurrió algo diferente: ¿Y si hacemos un musical? Siempre me ha encantado el género. Incluso participé en algunos cuando era más joven. No gané un Tony, pero algo aprendí entre ensayo y ensayo.
Busqué guiones, pero nada me convencía, así que, en un arrebato creativo, decidí escribirlo yo mismo.
Fueron semanas intensas, escribiendo y componiendo mientras mi novia me miraba con cara de «¿en serio? ¿Otra noche sin peli?». Pero valió la pena. El entusiasmo de los chavales, desde la elección de personajes pasando por cada uno de los ensayos, fue mágico.
El estreno fue caótico y maravilloso a partes iguales. Apenas sabía de sonido o luces, y me tocó organizar todo prácticamente solo, con la ayuda de los niños, que hicieron de técnicos, decoradores y más. Hubo fallos, claro… ¡pero qué función la que vivimos! Al final del curso, me dieron una carta firmada por casi toda la clase, agradeciéndome la experiencia. Fue entonces cuando me enamoré de esta profesión.
Años más tarde, y muchos musicales y prueba y error después, decidí llevar esta pasión un paso más allá. Junto a mis hermanos, también músicos, fundamos Kaikana (una derivación de «hermanos» en hawaiano). Con un equipo espectacular de gente creativa, creamos nuestro primer musical: Askronauts. Y este es solo el comienzo.
¿Quieres saber más de Kaikana? ¿Te gustaría reservar una de nuestras producciones para tu colegio, instituto o grupo teatral? Si es así, ponte en contacto con nosotros hoy mismo.
Si has llegado hasta aquí, ¡gracias por leer! Espero que disfrutes esta aventura musical tanto como nosotros disfrutamos creándola.
¡Que se abra el telón… y pase algo grande!
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